2 de agosto de 2005

Epilepsia y conducción

Los estudios más recientes advierten que cerca del 20 por ciento de los afectados con esta patología ha tenido al menos un accidente de tráfico relacionado con las crisis en el período de un año
La concienciación de la sociedad y la información son vitales para reducir sensiblemente la progresión ascendente de estos accidentes
Las jornadas “Epilepsia en conducción” han reunido en Madrid a los principales expertos nacionales, que han abordado la problemática desde varios puntos de vista


“A pesar de la ausencia de estudios rigurosos, no es descabellado afirmar que más de un tercio de los pacientes con epilepsias refractarias, es decir, con crisis no controladas, conduce aun conociendo las normas referentes a sus limitaciones”, anuncia el Dr. Manuel Domínguez Salgado, de la Unidad de Neurología del Hospital Puerta de Hierro, de Madrid, y coordinador de las Jornadas “Epilepsia en conducción”, en las que participa la Fundación Pfizer.
Los accidentes de tráfico constituyen uno de los principales problemas de salud pública. Sus causas son variadas, pero sin lugar a dudas, las probables patologías asociadas del conductor constituyen uno de los factores más importantes en su génesis, a la vez que uno de los principales objetivos de cualquier política de prevención que se pueda desarrollar.
Con el objeto de abordar una problemática creciente en todas las sociedades occidentales, la Sociedad Española de Neurología (SEN) en colaboración con la Sociedad Española de Medicina de Tráfico (SEMT) y la Fundación Pfizer han reunido en Madrid a los mayores expertos nacionales para debatir, en dichas jornadas, la valoración real del riesgo asociado a la epilepsia en conducción.
Según precisa la Sociedad Española de Neurología (SEN), con el volumen de conocimientos acumulados no se deben emplear los términos de epilepsia y conducción sin especificar la situación individual, tanto clínica como terapéutica de cada paciente, y su desempeño como conductor ocasional o profesional.
La celebración de estas jornadas era obligada porque esta situación actual, está generando un cuerpo de legislación muy complejo, en el que se intentan abarcar todos estos aspectos, lo que obliga a una constante actualización de los profesionales involucrados en atención primaria, en centros de especialidades, así como en centros de reconocimiento de tráfico.
Por eso, reclaman los expertos, es necesario el abordaje multidisciplinar de esta problemática. “El objetivo final es lograr políticas preventivas comunes que aseguren una conducción segura”, explica el Dr. Domínguez.
Patología neurológica frecuente
La epilepsia es una enfermedad crónica del sistema nervioso, que se manifiesta con la repetición imprevisible e incontrolable de episodios bruscos y de breve duración caracterizados por la descarga anormal y excesiva de grupos de neuronas muy excitables (crisis epilépticas)-generalmente de no más de dos minutos- con síntomas que afectan al control de los movimientos, de la sensibilidad, de la visión o del olfato, así como manifestaciones de tipo psiquiátrico. En ocasiones las crisis epilépticas pueden provocar la pérdida de conciencia en el paciente.
Es una de las patologías neurológicas crónicas más frecuentes y puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, si bien es en la primera década y a partir de los 65 años cuando presenta una mayor probabilidad de aparición. Las causas de la epilepsia son múltiples: origen genético, lesiones durante el parto y/o embarazo, lesiones cerebrales como los tumores, Ictus, trastornos de la ubicación de las neuronas durante el desarrollo cerebral, traumatismos cerebrales, infecciones como la meningitis o las encefalitis, consumo de tóxicos… pero existen epilepsias sin una causa determinada, las llamadas epilepsias idiopáticas o probablemente sintomáticas; en estas últimas se sospecha una lesión pero no puede confirmarse con técnicas de imagen cerebral.
La epilepsia es la segunda causa de morbilidad neurológica después del ictus en los paises desarrollados.
Conocer la incidencia real de epilepsia presenta muchas dificultades, especialmente por los problemas que surgen con la detección y el diagnóstico, aunque las cifras manejadas por los expertos hablan de una prevalencia del 10, por 1000 para todas las edades y del 18,5 por 1000 en niños.
Según la O.M.S hay 50 millones de epilépticos en el mundo. Se calcula que en España aproximadamente existen 400.000 pacientes epilépticos.
La legislación española
En España, se niega el permiso de conducir a todo individuo que haya padecido crisis epilépticas convulsivas o crisis con pérdida de conciencia durante el último año. El conductor con informe favorable del neurólogo en el que conste el diagnóstico, el cumplimiento del tratamiento, la frecuencia de crisis y donde el tratamiento farmacológico no impida la conducción, puede prorrogar el permiso por 2 años; y si no tiene crisis en tres años, podrá prorrogarlo en cinco años.
Pero los diferentes trabajos publicados anuncian la necesidad de revisar y tratar estos preceptos. “Según estudios publicados en Estados Unidos, entre el 17 y el 20 por ciento de los pacientes ha sufrido accidentes de tráfico en relación a las crisis en un seguimiento de un año. Además, el 74 por ciento de ellos no cumplía las normas mínimas de control de la crisis”, añade el Dr. Domínguez, coordinador de las jornadas.
En las estadísticas americanas, más recientes y más restrictivas, el número de pacientes que conduce sin cumplir las normas legales es del 54 por ciento. “Esta información es muy importante y debe llevar a todos los estamentos sociales hacia la necesidad de concienciar a los pacientes epilépticos para que cumplan las normas vigentes, con lo cual podría evitarse más del 50 por ciento de los accidentes”, añade el especialista.
La prevención: una responsabilidad de todos
Uno de los temas contemplados en dichas jornadas alude a la prevención de los accidentes de tráfico, centrada principalmente en dos campos de actuación: la retirada o los cambios de la medicación, junto con el número de crisis, es decir, su frecuencia.
“En aquellos casos de epilepsia controlada en pacientes que hayan vivido un período de entre dos y cinco años sin crisis, y que por ello se les haya retirado la medicación, resultará juicioso aconsejar al paciente que no conduzca vehículos durante el año de ausencia de tratamiento, dado el riesgo de accidente a causa de la aparición de una posible crisis”, añade el Dr. Domínguez.
Según los expertos, al considerar los efectos del tratamiento antiepiléptico sobre la capacidad de conducción, hay que considerar tres aspectos fundamentales. En primer lugar, se debe utilizar una terapia antiepiléptica racional. Además, los especialistas deben valorar no sólo el efecto inicial de la sedación sobre la función cognitiva, sino también los efectos a largo plazo de algunos fármacos en valoraciones sucesivas y su repercusión en las actividades de vida diaria, incluyendo la conducción de vehículos. Y, finalmente, es necesario informar al paciente de los riesgos potenciales en la retirada del tratamiento antiepiléptico.
Diagnóstico y control
La historia clínica minuciosa es lo más importante para establecer el diagnóstico de epilepsia. Los datos de la historia deben obtenerse de la persona que padece las crisis epilépticas, de los familiares y de los testigos oculares de las crisis. La historia clínica debe completarse con la historia familiar. A continuación se realiza la exploración física del paciente con atención en la exploración neurológica. La evaluación diagnóstica se completa siempre con el registro del electroencefalograma (EEG) que es la prueba diagnóstica fundamental en epilepsia. También se llevan a cabo otros exámenes completarios: bioquímica, aminoácidos, estudios neurorradiológicos etc.
No toda persona que sufre una crisis es epiléptica. Para diagnosticar de epilepsia se debe haber sufrido al menos dos crisis no provocadas.
En la actualidad se puede lograr el control de las crisis epilépticas en más del 70% de los pacientes (datos O.M.S.). El reto de esta patología es el control de los pacientes de su propia enfermedad siguiendo los consejos y recomendaciones de su médico.

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