3 de enero de 2008

Una nueva técnica identifica las zonas de la corteza cerebral donde no se encuentran funciones del lenguaje

Un trabajo que se publica hoy en The New England Journal of Medicine podría cambiar el modo en que se mapea el cerebro en las intervenciones quirúrgicas.
DM. Nueva York

Un grupo de neurocirujanos de la Universidad de California en San Francisco ha desarrollado una técnica que permite resecar con seguridad a los tumores cercanos a las áreas cerebrales implicadas en el lenguaje; el abordaje que proponen también minimiza la exposición de tejido cerebral, así como la cantidad de tiempo que el paciente debe permanecer consciente durante la cirugía.

El autor principal del estudio, Mitchel Berger, jefe del Departamento de Neurocirugía y director del Centro de Investigación en Tumores Cerebrales de la universidad californiana, asegura que "no sólo hemos logrado una técnica más segura para las resecciones tumorales del cerebro, sino que también hemos mostrado una organización del lenguaje en la corteza cerebral más diversa e individualizada de lo que se conocía". Con los datos aportados se entenderán mejor las disfunciones lingüísticas de los pacientes que hayan sufrido un ictus o un traumatismo craneal.

La técnica ha recibido el nombre de mapeo cerebral negativo y elimina la dependencia del neurocirujano de los métodos de representación anatómica tradicionales, originalmente diseñados para guiar la cirugía de la epilepsia, que dejan expuestas amplias áreas del cerebro y para mantener al paciente consciente durante bastante tiempo.

Con el mapeo negativo, tras una mínima craneotomía, queda al descubierto sólo el tumor y un pequeño margen de tejido a su alrededor; el neurocirujano mapea el cerebro estimulando una sección (centímetro por centímetro) con ayuda de un electrodo bipolar. Como su nombre indica, esta estrategia no se basa en la identificación positiva de las zonas implicadas en el lenguaje, como ocurre con los métodos convencionales, sino que localiza las áreas que no contienen función lingüística.

Durante ocho años, el equipo de Berger ha empleado el mapeo negativo en un total de 250 pacientes con gliomas. De forma acumulativa, los cirujanos estimularon 3.281 lugares en la corteza cerebral; la semana posterior a la cirugía, 194 de los sujetos operados mantenían su función lingüística intacta; seis meses más tarde, sólo cuatro de los 243 supervivientes sufrieron un empeoramiento de esta función. El mapa cerebral de la función lingüística que ha nacido de este trabajo muestra que las áreas implicadas varían de uno a otro paciente, a veces incluso varios centímetros.

Fuente: N Engl J Med 2008; 358: 18-27

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