23 de febrero de 2008

Mecanismo implicado en el equilibrio de la corteza cerebral

Ha sido descubierto por un equipo de la Universidad Miguel Hernández de Elche y puede estar involucrado en enfermedades como la esquizofrenia o la epilepsia

Investigadores del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) han descubierto un mecanismo que podría servir para desarrollar procedimientos de diagnóstico precoz de esquizofrenia, el retraso mental y la epilepsia, según informa la citada universidad en un comunicado.

El equipo dirigido por Óscar Martín, investigador del Instituto de Neurociencias, que es un centro mixto de la UMH y el CSIC, descubrió un mecanismo molecular empleado por las interneuronas, uno de los dos tipos de células que componen la corteza cerebral, para distribuirse a lo largo de esta parte del cerebro.

Las conclusiones del estudio, que se publican en el "Journal of Neuroscience", sugieren que estas migraciones son imprescindibles para mantener el equilibrio en la corteza cerebral. Las anomalías en este balance provocan desórdenes neurológicos, asociados a retrasos mentales y epilepsias, y parecen estar detrás de enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia y el trastorno bipolar.

Marín destacó que este hallazgo puede servir para "el desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico precoz de enfermedades relacionadas con la pérdida de equilibrio en la corteza y, eventualmente, para su tratamiento".

Según explica el investigador, los mecanismos de dispersión de las interneuronas eran totalmente desconocidos hasta el momento, a pesar de que se sabía que se ven obligadas a migrar o viajar desde su lugar de nacimiento hasta su residencia definitiva, pero se desconocía el motivo que les hace recorrer esas distancias, de hasta 500 veces su propio tamaño.

Para averiguarlo, el equipo de Marín decidió analizar las rutas que utilizan las interneuronas para viajar, ya que son siempre las mismas. Tal como indica el investigador, "una de las características más notables del desarrollo de la corteza cerebral es el perfecto control que existe sobre las distintas migraciones neuronales".

Observando las rutas, los autores descubrieron que en todas ellas se expresaba la quimioquina Cxc112. A partir de este hallazgo y de otros experimentos, los autores concluyeron que "esta molécula promueve fuertemente la migración de las interneuronas, que se relacionan con ella gracias al receptor CXcr4".

En este sentido Marín apunta que "la quimioquina Cxcl12 sería el tren y el receptor Cxcr4 los billetes necesarios para cogerlo. Sin billete, no es posible coger el tren y hay que ir campo a través". Por ello, si las interneuronas carecen de receptor Cxcr4, "son incapaces de seguir los caminos habituales durante su dispersión y se pierden".

Fuente: Jano Es

19 de febrero de 2008

Hipnosis para inducir y diagnosticar los ataques epilépticos en la infancia

Muchos niños que parecen tener ataques epilépticos tienen en realidad reacciones físicas involuntarias al estrés psicológico, lo que requiere un tratamiento totalmente diferente de los ataques epilépticos. Para saber si éstos eran auténticos ataques epilépticos, que pueden tratarse mejor con medicación, o episodios no epilépticos causados por estrés psicológico u otros problemas neurológicos, los especialistas del Hospital Infantil Lucile Packard, en Palo Alto (California) probaron con un método poco convencional: la hipnosis. Los resultados se han publicado en la edición electrónico de enero de Epilepsy & Behavior.

DM Nueva York
“Los niños son altamente sugestionables y tienen mucha fantasía”, señala Richard Shaw, psiquiatra del Lucile Packard. “Hemos encontrado que si sugerimos que van a tener uno de sus ataques mientras están en un trance hipnótico, normalmente lo tienen”.

¿No se supone que los médicos intentan detener estos ataques en vez de buscar nuevas formas de causarlos? En una palabra, sí. Pero para tratar los ataques de forma efectiva los facultativos deben saber qué partes del cerebro causan el problema. Muchos niños que parecen tener ataques epilépticos tienen en realidad reacciones físicas involuntarias al estrés.

La única forma de precisar la causa real es monitorizar la actividad cerebral del niño durante el episodio, conectando un panel de electrodos al cuero cabelludo de manera fácil e indolora. Conducir a la visión de un ataque de duración indefinida es otra cosa. “Es difícil para los padres pasar tres o cuatro días en el hospital esperando que sus hijos tengan un ataque”, explica Donald Olson, jefe de neurología pediátrica del hospital. “Les coloca en una situación emocional incómoda”. Además, algunos de los niños hospitalizados, alejados de los factores estresantes que les pueden causar los episodios, nunca tienen uno similar a un ataque.

Aunque la hipnosis podría no ser efectiva para todos los niños, los médicos creen que la técnica es una herramienta importante que puede acelerar el diagnóstico y tratamiento adecuados para los niños que sufren de ataques epilépticos. Los autores probaron el procedimiento en nueve niños entre ocho y 16 años cuyos ataques incluían espasmos, pérdida de consciencia, sacudidas y desvanecimientos.

Para hipnotizar a los sujetos, Shaw primero usó una combinación de respiración profunda y progresiva relajación muscular para inducir a los sujetos un estado de relajación y profunda atención. Después utilizaron una combinación de imágenes y sugestiones para inducir a uno de sus típicos episodios de convulsiones. En ocho de los nueve casos, Shaw provocó satisfactoriamente los ataques con este procedimiento. Después de un apropiado intervalo monitorizado, Shaw reorientó a los chicos hipnotizados para que volvieran a su lugar favorito y el ataque se detuvo. Usando esta técnica, los médicos comprobaron que los ocho niños estaban experimentando episodios no epilépticos.

“Teníamos una serie de pistas de que estos niños podrían no tener epilepsia”, explica Olson, “pero la hipnosis nos ayudó a confirmar nuestras sospechas”. Los médicos empezaron a sospechar otras causas al margen de la epilepsia si un individuo tiene una variedad de episodios, si la cognición de una persona no se ve afectada a pesar de los frecuentes episodios o si la persona tiene un diagnóstico psiquiátrico previo.

¿Eran los chicos libres en el estudio para comprobar que no tenían epilepsia? “Sí y no”, asegura Shaw. “Es importante explicar muy claramente que aunque estos episodios tienen base psicológica, están completamente fuera del control de los niños”. Shaw y Olson compararon los episodios, que son un tipo de enfermedad llamada trastorno de conversión, con formas más conocidas de afectar el estrés y las emociones a otras funciones orgánicas, como las migrañas, las úlceras o el ruborizarse.

Fuente: El diario médico

15 de febrero de 2008

La cirugía frena el daño cognitivo en la epilepsia

La intervención quirúrgica obtiene muy buenos resultados en niños con epilepsia farmacorresistente. La evaluación neuropsicológica contribuye al éxito de esta opción terapéutica.
Sonia Moreno

La evaluación neuropsicológica complementa las pruebas de neuroimagen en el estudio del paciente con epilepsia. Concepción Fournier, en su calidad de neuropsicóloga de la Unidad de Epilepsia del Hospital Infantil Niño Jesús, de Madrid, lleva años realizando estos estudios, con los que se determina cuál es el nivel intelectual general del niño, además de pasar revista a todas las funciones de la corteza cerebral (motricidad de las manos, coordinación visomotora, percepción visual y auditiva, habilidades no verbales, memoria, lenguaje, atención, funciones ejecutivas, etc.).

"Las epilepsias son muy variadas y sus manifestaciones y el deterioro cerebral dependen de muchas cosas: la edad de aparición -el pronóstico empeora cuanto más temprana-, el tipo de lesión de base, la frecuencia de las crisis y los fármacos empleados, entre otras. Intentamos establecer un perfil cognitivo y comprobar si hay congruencia con los hallazgos obtenidos con las pruebas de imagen; cuanta más congruencia hay, mejor es el pronóstico del paciente en cuanto a verse liberado de las crisis". Fournier recuerda que la evaluación neuropsicológica también es útil a la hora de predecir los riesgos asociados a una eventual cirugía. "Si se interviene, por ejemplo, en el hemisferio izquierdo, puede producirse una merma de las habilidades que son básicas en el desempeño escolar y en la vida cotidiana, como el lenguaje y la memoria. Así que primero tenemos que analizar el deterioro y si éste justifica o no la intervención".

Seguimiento periódico
En caso de acometerse una cirugía, también hay que realizar un seguimiento periódico para constatar la evolución del paciente y comprobar que la intervención no provoca un déficit sobreañadido. "Nuestra experiencia es que esto no ocurre: cuando libramos al paciente de crisis, el cerebro mejora cognitivamente. De hecho, lo que vemos es que tras la intervención, los niños mejoran mucho".

Al librar a los niños de las crisis, se consigue que el cerebro que estaba sano evolucione de forma adecuada: "Hay que tener en cuenta que el foco epileptógeno no sólo afecta la zona cerebral donde se localiza, sino que también puede comprometer áreas contiguas y contralaterales". A pesar de que en teoría cualquier zona del cerebro puede albergar un foco epileptógeno, en los niños esta cirugía se realiza con más frecuencia en las áreas extratemporales, justo al contario de lo que sucede en los adultos.

La mejoría que consigue la intervención quirúrgica es apreciable incluso en las epilepsias catatróficas, donde el deterioro suele ser elevado; "tras el abordaje quirúrgico en estos casos se llega a mantener cierta calidad de vida".

Aún falta por comprobarse científicamente si esta mejoría se mantendrá a largo plazo, algo en lo que la especialista está trabajando sirviéndose del importante volumen de casos acumulados por la Unidad de Epilepsia que dirige Francisco Villarejo, también coordinador del XXIX Simposio sobre Epilepsia que se ha desarrollado en el Niño Jesús.

Fuente: El diario Medico

Epilepsia, locomotora de la investigación cerebral

Dos son las áreas que más han contribuido a su desarrollo: la genética y la neuroimagen

Dr. José María Serratosa.

La investigación de la genética de las epilepsias ha sido una herramienta fundamental para profundizar en el conocimiento del cerebro humano. Ya en 1930, los investigadores W. Penfield y H. Jasper, marcaron una línea de trabajo que se ha mantenido durante todos estos años. Sus mapas del cerebro en los que se identifica cómo se distribuyen sus distintas funciones se llevaron a cabo precisamente en pacientes que sufrían esta enfermedad.

“Durante los últimos 10-15 años se ha avanzado mucho en la investigación en genética molecular de las epilepsias”, señala el Dr. José María Serratosa, del Servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid). Gracias a ello se ha podido, además de conocer sus mecanismos básicos, “saber cómo funciona el cerebro en cuanto a su anatomía, fisiología, electrofisiología, interacciones entre proteínas y canales iónicos, desarrollo, migración neuronal, etc.”

Dos son las áreas que más han contribuido a este desarrollo: la genética y la neuroimagen. “Además de servir para conocer los mecanismos básicos de las epilepsias, ambas han sido fundamentales para determinar la anatomía, fisiología y todos los aspectos del funcionamiento del cerebro”.

Genes implicados

“En este proceso de aprendizaje se han descubierto muchas cosas”, afirma el Dr. Serratosa. Por ejemplo, aunque ya se sospechaba que había canales iónicos de 2 tipos, “ahoya ya sabemos que uno de ellos es únicamente un canal y depende del voltaje; es decir, cuando el voltaje de la membrana cambia, se abre o se cierra”. Hay otros canales que se activan o desactivan dependiendo del transmisor, una molécula que interacciona con el canal que es un receptor que tiene un canal para iones. “La implicación de estos 2 tipos de canales se ha confirmado en las epilepsias”, explica el experto de la FJD.

Por otra parte, se ha visto que hay genes que están implicados en la formación del cerebro, sobre todo en la migración de las neuronas durante el desarrollo, “por ejemplo desde la zona periventricular a la corteza, que si están alterados también producen cambios en la estructura del cerebro”.

En cuanto a los avances en el ámbito de la neuroimagen, éstos se centran especialmente en los progresos en resonancia magnética que, gracias a su calidad de imagen, ofrece la posibilidad de “hacer estudios metabólicos y funcionales del cerebro”. Así, afirma el Dr. Serratosa, se puede estudiar de qué forma se activan determinadas áreas del cerebro según la función que realizan. Más recientemente, apunta, “se pueden analizar las vías cerebrales que conectan unas áreas del cerebro con otras; la denominada tractografía”. Así, algunos estudios están intentando analizar las mutaciones de los pacientes con las técnicas de neuroimagen; es decir, “qué producen las mutaciones en el cerebro”.

Normalmente, en la investigación se identifican las alteraciones genéticas, pero demostrar que un determinado cambio en un nucleótido es el que causa la enfermedad es muy complicado, recuerda este experto. “Todos tenemos polimorfismos en el genoma; lo difícil es demostrar que una mutación es la responsable de una enfermedad concreta”. Para eso se emplean los modelos animales en los que se genera la mutación o seestudia, con técnicas de neuroimagen, el efecto de estas alteraciones genéticas.

100 mutaciones en 100 pacientes

Hasta el momento, se han identificado numerosas mutaciones en familias con muchas personas afectadas de epilepsia. Ahora, se están investigando las alteraciones que presentan individuos con epilepsias esporádicas. Existe un proyecto de la UE, en el que participarán 1.500 personas, entre afectadas y controles, y en el que interviene el equipo de la Fundación, en el que se estudiará la presencia de genes implicados mediante el uso de chips que rastrearán y “mapearán” diferentes zonas cerebrales.

En este sentido, el Dr. Serratosa coordina un área del citado proyecto en el que se están analizando 100 mutaciones en 100 pacientes distintos con epilepsia idiopática generalizada y ver si tienen efecto causal. “Estamos secuenciando 100 genes con el fin de identificar las mutaciones en una serie de genes previamente seleccionados, en los que hasta ahora no se habían observado mutaciones. Una vez que tengamos los resultados, hay una segunda fase del proyecto que estudiará los efectos funcionales de dichas mutaciones”.

En la actualidad. hay identificados más de 100 tipos de epilepsias, algunas tratables, pero todavía es demasiado pronto para conseguir la aplicación clínica real de los cada vez mayores conocimientos moleculares y genéticos. Y aunque es cierto que se han producido notables avances en los conocimientos sobre mecanismos de las epilepsias humanas, estos hallazgos “se restringen más a cuadros menos comunes, raros y graves como la enfermedad de Lafora o el síndrome de lisencefalia”

Consejo genético

A efectos prácticos, para el clínico y al paciente, en algunas formas especiales de epilepsias, raras o poco frecuentes, ya se está haciendo diagnóstico molecular, como en la enfermedad de Lafora, lo que permite hacer un diagnóstico preciso y ofrecer consejo genético. En otras formas poco frecuentes, como la epilepsia mioclónica grave del lactante, los progresos científicos permiten establecer un diagnóstico molecular, “lo que posibilita instaurar un tratamiento específico de forma rápida, ofrecer un pronóstico a los padres y, en algunos casos, consejo genético”.

En España, aproximadamente el 1% de la población sufre epilepsia. Actualmente, es posible controlar al 70% de los pacientes gracias a los tratamientos farmacológicos.

Fuente: Jano.Es

10 de febrero de 2008

Los modernos antiepilépticos reducen el número de crisis y los efectos secundarios

Los avances en bioquímica y genética molecular han permitido triplicar el número de fármacos antiepilépticos en los últimos diez años. El reto en la actualidad es conocer el uso de estos medicamentos para utilizar el más adecuado en cada caso de epilepsia, según ha dicho Dulce Campos, del Hospital Clínico de Valladolid, en la reunión de Neurología.

En la actualidad la oxcarbazepina, el levetiracetam y la zonisamida se presentan como alternativa a los tradicionales. Próximamente habrá otros en el mercado como la rufinamida, indicada para el tratamiento del Lennox-Gastaut.

"Hasta la última década el arsenal terapéutico era muy escaso y, aunque algunos sí eran eficaces, no proporcionaban una buena calidad de vida al paciente al ocasionar efectos secundarios como ataxia, hirsutismo o hipertrofia de las encías, muchas veces intolerables".

Gracias a los nuevos fármacos, el paciente no sólo reduce sus crisis y efectos secundarios, sino que en muchos casos evita la politerapia, con los riesgos que ésta conlleva. Para ello, "es necesario conocer las indicaciones de cada uno de ellos y saber utilizarlos con los distintos tipos de epilepsia, ya que algunos de estos fármacos podrían ser perjudiciales y empeorar el número de crisis según qué casos".

Primera elección
Entre los últimos estudios, Campos ha presentado los resultados de Sanad, realizado en Gran Bretaña, que establecen que el valproato debería ser de primera elección en epilepsia generalizada e inclasificable y la lamotrigina en parcial.

No obstante, entre las objeciones a su diseño se indica que no es doble ciego, que la titulación de los fármacos estándar era demasiado rápida y que, por causas de randomización, cabía la posibilidad de asignar fármacos a tipos de crisis que no se habían demostrado eficaces en estudios previos.

Fuente: El diario Médico

BMS deja de fabricar Neosidantoina

Bristol-Myers Squibb (BMS) ha decidido dejar de fabricar Neosidantoina, un fármaco indicado en el tratamiento de la epilepsia y que sólo existe en España. Así, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ha anunciado la decisión de la compañía y ha recomendado a los especialistas que sustituyan este fármaco por alguna alternativas terapéuticas disponible. Actualmente en España existen otros dos fármacos que contienen fenitoína, el principio activo de Neosidantoina. Según la farmacéutica, la retirada del fármaco se debe que éste sólo existe en España y a que hay disponibles otras alternativas terapéuticas.

Fuente: EFE

5 de febrero de 2008

La epilepsia se revela como una posible clave del autismo

Investigadores del hospital del Mar de Barcelona han encontrado evidencias de que la epilepsia puede ser un síntoma clave en el autismo. Entre el 20% y el 65% de los niños autistas presentan ataques de epilepsia con convulsiones, mientras que en la población general la epilepsia afecta al 2%.

Los investigadores apuntan aún más lejos. "Todo el mundo relaciona las descargas eléctricas anómalas de la epilepsia a movimientos motores compulsivos, cuando hemos visto que también se dan en otras zonas del cerebro", afirma Jose Antonio Muñoz-Yunta, coordinador del estudio y responsable de la Unidad de Neuropediatría del hospital del Mar de Barcelona.

Los resultados muestran que las crisis epilépticas no sólo afectan a las neuronas del movimiento y que se asocian a las identificables convulsiones motoras, sino que también ocurren episodios en otras zonas del cerebro implicadas en los síntomas que manifiestan los enfermos autistas, como la falta de comunicación, de interacción social y las conductas repetitivas.

Los signos más visibles de estos episodios epilépticos consisten en pequeñas crisis que los niños autistas expresan de diferentes maneras, como por ejemplo cerrando los ojos con frecuencia y con fuerza, levantando un brazo sin razón aparente o con microausencias. Con polisomnografías nocturnas también se ha podido ver que "durante la noche aumenta la actividad electrofisiológica en su cerebro", explica el investigador.

En el estudio han participado 86 niños autistas puros, en los que se ha podido ver que, tuviesen o no epilepsia con convulsiones, presentaban una intensa actividad epileptiforme en zonas del cerebro más profundas, relacionadas con la comunicación, el lenguaje, las emociones, la socialización y la personalidad, precisamente las habilidades cognitivas afectadas en los autistas.

El estudio también ha permitido detectar diferencias entre los autistas puros y los niños con síndrome de Asperger, que sí conservan el lenguaje. Estos últimos tan sólo presentaban descargas eléctricas anómalas en uno de los hemisferios cerebrales, el derecho, mientras que el lenguaje se concentra en el izquierdo.

En los niños autistas puros, esta actividad anómala afecta a los dos hemisferios. "Los resultados corroboran que el autismo no es una enfermedad psicológica, sino neurobiológica, y que está relacionada con cambios funcionales. Además, debemos hablar de autismos, en plural", indica Muñoz-Yunta.

Actualmente, el autismo no tiene tratamiento. "Sólo podemos ayudar a tratar algunos síntomas, entre ellos la epilepsia con antiepilépticos". Los resultados de este estudio indican que los fármacos para tratar la epilepsia podrían contribuir a tratar el autismo. "En los niños autistas que toman antiepilépticos no sólo logramos inhibir la actividad epiléptica, sino que también observamos mejoras conductuales", explica Muñoz-Yunta.

Fuente: El País Digital