19 de febrero de 2007

Nuevos métodos de imagen ofrecen un diagnóstico diferencial sobre epilepsias

El vídeo-EEG es una técnica que poco a poco se va implantando en el proceso diagnóstico de la epilepsia infantil. Consiste en la realización continua de un registro y simultaneado con la toma de una película de vídeo. Ambas técnicas están sincronizadas de tal manera que si en el EEG aparece una descarga epiléptica, se produce una crisis externa que se refleja en la imagen.
Raquel Serrano

"La mayor utilidad de esta información se centra en el diagnóstico diferencial de trastornos paroxísticos no epilépticos, que suelen ser muy frecuentes en lactantes, por ejemplo, de verdaderas crisis epilépticas. Existen eventos que no son de fácil diagnóstico porque la información que ofrecen los padres no es suficiente", ha indicado a DM Antonio Bermejo, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Infantil La Paz y director de un curso sobre Epilepsia de la infancia, celebrado en el citado hospital.

Pero es que, además, el vídeo-EEG, que se emplea desde el periodo neonatal hasta en el adulto y que lo llevan a cabo especialistas en neurofisiología, permite localizar el foco epileptógeno. En todos los niños con epilepsia crónica refractaria a fármacos y que, de alguna manera, son candidatos a cirugía hay que realizar obligatoriamente un vídeo-EEG antes de someterlo a resección quirúrgica. "El objetivo es identificar el punto de origen del foco para evitar resecciones en zonas en las que no se producen descargas epilépticas".

Los datos de este método, junto con otras técnicas de imagen cerebral, han sido definitivos para el diagnóstico de procesos epilépticos. Las imágenes en este ámbito ya no se limitan sólo al escáner y a la resonancia magnética (RM) sino que unen otras modalidades como espectroscopia en el caso de la RM espectroscópica, que "analiza la composición metabólica de los tejidos cerebrales y ofrece información de moléculas como el ácido láctico o el aspartato. Esta información repercute en la aplicación de un tratamiento más selectivo y eficaz".

Se ha referido además a la RNM funcional como otro importante avance, sobre todo en la cirugía para concretar si en la vecindad de la zona cerebral que se va a resecar existe una actividad neurológica importante para no ocasionar, por ejemplo, una hemiparesia o cualquier otro déficit".

A cada edad, su epilepsia
Bermejo ha destacado además que la edad determina un tipo de crisis. Cada síndrome epiléptico se origina en una determinada franja de edad debido a la maduración cerebral. "Las crisis cerebrales en neonatos o niños pequeños se proyectan de forma diferente a las de un niño más mayor porque sus vías están más mielinizadas.

Ello implica distintos pronósticos y tratamientos".

La evolución suele ser mejor en las epilepsias idiopáticas. Estas tienen un componente genético y, aunque se visualizan como normales, su funcionamiento no es totalmente correcto. En la gran mayoría de casos y cuando las neuronas maduran con el paso de tiempo empiezan a funcionar bien. "Éste es el caso de la epilepsia rolándica, que aparece alrededor de los 4 años y desaparece con la pubertad, así como en algunas neonatales".

Las epilepsias sintomáticas o de etiología desconocida están provocadas por traumatismos o infecciones, en las que existe destrucción, por lo que las neuronas sanas están mediadas por un foco necrótico. En este caso, el pronóstico en conjunto es peor.

Fármacos de diseño
Sobre las bases generales del tratamiento, Bermejo ha aludido a la gran variedad debido a los distintos tipos de epilepsias.

Existen unos quince fármacos disponibles y su administración depende del tipo. En ocasiones se recurre a la biterapia con agentes que se potencian entre ellos. "Muchos de los fármacos actuales son de diseño porque funcionan sobre determinadas áreas del cerebro y sobre todo en ciertos mecanismos como, por ejemplo, la sinapsis".

Según el neurólogo, la tendencia natural de la epilepsia es a disminuir, hecho en el que influye que las causas sintomáticas han mejorado notablemente. "Se aprecia un discreto descenso en las sintomáticas. Las idiopáticas se mantienen por la incorporación de procesos que se pensaba no eran epilepsias".

Los modernos métodos de imagen han reforzado el diagnóstico de la epilepsia infantil. Además de ofrecer información diferencial determinan el comportamiento bioquímico del cerebro. Este refinamiento repercute positivamente en el abordaje de las epilepsias, que es tan variado como lo son sus formas de presentación en la edad infantil.


Cirugía para lesión única y localizada
La cirugía no es la panacea para todos los síndromes epilépticos. Sin embargo, sí es una opción para las sintomáticas producidas por meningitis o por lesión cerebral en la corteza cerebral por ejemplo, en las que el foco está bien localizado. Además, si no responden a los fármacos pueden considerarse como candidata ideal para la cirugía. Sintomáticas y farmacorresistentes son dos requisitos para acceder a cirugía de la epilepsia.

La farmacorresistencia empieza a contemplarse cuando han pasado seis meses, "tiempo en el que sabemos si la epilepsia no responde a la acción farmacológica. Sin embargo, se suele esperar un año para establecer el diagnóstico de farmacorresistencia", ha indicado Antonio Bermejo.

Cuando el tratamiento quirúrgico está bien indicado y seleccionado suele ser definitiva, como en el caso de las lesiones cerebrales localizadas en el hipocampo. "Suele tratarse de un foco localizado y único que al año de su extirpación no necesita medicación.

Sin embargo, cuando las lesiones son más difusas, el tratamiento farmacológico suele mantenerse".

Fuente: El diario Medico

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